lunes, 23 de mayo de 2011

De bajitos, sordos, lecturas de labios y algo más.

Para los sordos que saben leer en los labios, Yola Berrocal y Carmen de Mairena lo dicen todo con mayúsculas.

Los bajitos más peligrosos tienen bigote, los más simpáticos son artistas circenses.

Para cuando un monumento al enterrado en fosa común desconocido?

Erase un sordo superdotado, sabía leer en los labios de los ventrilocuos.

De un periódico leemos todo su contenido?... No, más bien sólo lo que nos interesa. Parecidas lecturas hacen los sectarios de la BIblia, los leguleyos de las leyes y los políticos de los resultados electorales.

"Ventosidad": Forma grandilocuente de referirse al humilde pedo.

Cuando el que lee los labios ve que la lengua los acaricia, entiende que están pasando página.

Nuestros bisnietos posiblemente viajen a Marte en vuelos interplanetarios de low cost. Se extraviarán muchos equipajes que habrán de ser devueltos desde otros planetas o satélites con intercambiadores a donde hayan ido a parar.

Quién mato al Comendador?!...; El Barça, señor!! (Esto es una estupidez pero a mi me hace gracia y alguien le podrá encontrar una explicación subliminal)

No existe el amante perfecto, ni el crimen perfecto, ni el artista perfecto, ni el equipo de fútbol perfecto... Pero reconozcamos que el mundo está plagado de perfectos idiotas.

Tenía dos desgracias aquel pobre individuo: Era un hijo de puta por parte de madre y un hijo de troll por parte de padre.

"No se puede caer más bajo"; "Esto es una bajeza"; "Me han bajado el sueldo"; "Hemos bajado a segunda división"... Decididamente, los bajitos lo tienen jodido en un mundo en el que todo lo bajo tiene mala reputación. Y, para colmo, los dos bajitos más famosos son un político ultraconservador y un cienciólogo.

A palabras necias, lectura de labios interrumpida.

"Paco el bajo" y "Azarías", dos formidables personajes del mundo de Miguel Delibes. Al sufrido Paco se las hacía pasar putas el cacique para que husmease las piezas de caza. Y es que, una vez que te pisan, pueden terminar aplastándote.

Mi bajito favorito es Rompetechos y mi bajito más aborrecido Franco. Hay que reconocer que Rompetechos estaba mejor hecho que Franco. Será que Ibañez tiene más "gracia" que Dios.

Trabajé en un episodio de Médico de Familia con una bajita célebre, María Teresa Campos. Me llegaba hasta el cuello o así. Pero ya lo ven, ella está ahí arriba y yo aquí abajo. No tenga usted complejos, Doña Leona.

Una idea para el Islam: Podrían declarar también que el conejo, la merluza, los calamares y el pollo son animales impuros. Así contribuirán a aumentar el hambre en el mundo. Seguro que algunos sesudos ayatolás ya se lo están pensando.


Posible despedida

Puede que este sea mi último post por una larga temporada, mi última conexión a Internet. No me puedo permitir los dos pounds diarios por una mierda de conexión de una hora.
Me saqué el carné de una biblioteca para tener acceso gratis a Internet y esta tarde me he llevado la gran sorpresa: Blogspot está entre sus páginas malditas, no se puede acceder.
Espero que en cosa de un mes cobre la paga si no me sale un trabajo antes, y en tal caso volveré por aquí.
Gracias a todos por todo!


4 comentarios:

Javi Rumí dijo...

Bueno, pues si este es su último post por un tiempo ha dejado el listón bien alto. Suelo destacar algunas frases pero hoy serían tantas que quedaría un comentario kilométrico, y ya se sabe: en Internet no sé si se llevará lo bajo pero lo corto sí. Aunque puede que esto sea una excusa para no cansarme. Hoy me voy a empezar un libro de Delibes que compré hace un año en la feria del libro y creía perdido. Lo encontré anteayer, en una bolsa más a la vista de lo que me gustaría reconocer.

En fin, un abrazo y le veo cuando usted quiera.

calimeroesmalo dijo...

Espero verle de nuevo pronto Obdulio, lo de siempre y más importante, cuidese y a seguir bien campeón.
Un abracete!!!

Obdulio de Oklahoma dijo...

Quizá vuelva a conectarme con frecuencia antes de lo que me imagino. Un abrazo, Rumí, ya te contaré.

Obdulio de Oklahoma dijo...

Muchos abracetes, Don Cali!