viernes, 28 de agosto de 2009

Frank Sinatra, el pueblo le quería

He leído hace poco la biografía no autorizada de Frank Sinatra, firmada por Kitty Kelley y publicada en 1.987, cuando aún vivía "La Voz"

Este individuo "bipolar" (alternaba fases de muy mala hostia con otras de esplendida jovialidad) estuvo intimamente relacionado con el crimen organizado durante toda su carrera. Innumerables fotografías y grabaciones telefónicas del FBI nos lo muestran alternando y negociando con los grandes capos y sus sicarios, entre ellos el legendario Lucky Luciano y el jefe de la mafia de Chicago, Sam Giancana.

Al principio de su carrera le ayudó la mafia, y luego fue él, ya multimillonario, quien se prestó a ayudar a sus amiguetes gansters. Intentó influir en la administración Kennedy para que la policía dejase de investigar a Giancana, pero las cosas no le salieron como quería porque Robert Kennedy, nombrado Fiscal General por su hermano, no dejó de perseguir a los delincuentes.

Tiempo después se cambió la chaqueta de demócrata por la de republicano para beneficiarse de los favores de la administración Reagan, que le laureó y premió como jamás se ha laureado y premiado a una persona en los Estados Unidos, provocando vergüenza ajena en una amplia masa de la población y convirtiéndose en maestro de ceremonias de la Casa Blanca por la gracia de Ronald Reagan.

Odiaba a los periodistas, jueces y fiscales a muerte. Llegó a mear sobre la tumba del periodista Lee Mortimer.

Sus trabajos sucios con la mafia los alternó con su otra faceta de gran filántropo, ejerciendo como benefactor de discapacitados, familias humildes, niños del tercer mundo, etc., etc. La gente "sencilla" le querían, se sentían identificados con él.

Y una de sus mayores debilidades fueron los trajes. Lucir su palmito enfundado en trajes carísimos era algo irresistible para el "padrino" Sinatra.

Amigos mafiosos, trajes, fobia a los periodistas, el cariño de las gentes "sencillas"... ¿De qué me suena a mí todo esto?

5 comentarios:

El gramático pardo dijo...

Querido Obdulio:

Frank Sinatra cantaba de miedo. Aunque a mí me gustaba más Ava Gadner, a pesar de que se la tiró el Fary.
Saldudos

Obdulio de Oklahoma dijo...

Me consta que Ava Gadner se relacionó sexualmente con Mario Cabré y Luis Dominguín, pero no sabía lo del Fary. Es posible porque la buena mujer estuvo unos cuantos años viviendo en España, bendita tierra en donde puso su trono el amor.
¡Abrazos cordiales, señor Gramático Pardo!

Alfonso dijo...

Se cuenta de Frank Sinatra, cuando estuvo rodando en España una película cuyo título no recuerdo pero estaba ambientada en la guerra de la independencia, que en horas de descanso visitaba algún que otro bar para ponerse a gusto con la bebida. En una ocasión provocó un altercado, lo detuvo la policía y pasó una noche en el calabozo. El régimen político de entonces, como sabéis, no ofrecía garantías procesales por no existir el estado de derecho, como lo tenían en USA, o como lo tenemos nosotros ahora. Total, que por mucho que reclamó y pataleó se chupó unas cuantas horas de cárcel. Cuando volvió a USA le envió a Franco un telegrama en el que le decía: "Cáete muerto". Sólo por eso empezó a caerme simpático, jajaja.. aunque sabía que había sido toda su vida un mafioso.

Jesús dijo...

Ah! Sinatra gran pedorro. Tendría 150 años cuando la palmo. Me acuerdo bien, curiosamente estaba yo en los nuevayores y pude ver el Empire State iluminado de azul.

Obdulio de Oklahoma dijo...

¡Buenos días!
Si lees la biografía creo que deja de resultarte simpático, aunque tenía sus momentos de buen humor.
En esta biografía la anécdota que tú relatas la sitúa la biógrafa en Málaga y bastantes años después del rodaje de la película, ("Orgullo y pasión", con Sofía Loren, en Avila y otras localizaciones)un rodaje en el que también se mostró insoportable, amenazando con irse a cada rato.
Otra anécdota: Cuando el rodaje de la película escribió unas cuantas cartas a USA y en todas ponía en el remite "Franco gilipollas". Al parecer ningún cartero entendía el idioma del señor Sinatra. Quizá la anécdota pierda un poco su gracia al saberse que él también era un tiranuelo.

¡Don Jesús, se nos muestra usted hoy hecho todo un poeta, en este caso poeta en Nueva York!

¡Abrazos!