Pienso que una buena frase vale por mil imágenes. Las imágenes se posan en nuestra retina pero requieren del pensamiento para interpretarlas. A veces un pie de foto, un comentario referido a un cuadro o una crítica inteligente de una película, dicen mucho más de lo que nos pueden decir la propia foto, el cuadro o la película.
La Guioconda o El Guernica deben una gran parte de lo que son a lo que se ha escrito sobre ellos. Un paisaje maravilloso o una esplendida fotografía de una señora guapísima no adquieren su auténtica dimensión hasta que los conceptualizamos. Todo se elabora en nuestro cerebro, es producto del intelecto y la sensibilidad de cada uno. Un sujeto muy borrico no es capaz de admirar una hermosa puesta de sol ni de conmoverse ante una soberbia escultura renacentista.
He conocido gente en el Camino de Santiago que no hacían ningún aprecio de paisajes, catedrales o rincones pintorescos. A lo mejor explicándoselo con mil palabras...
miércoles, 12 de octubre de 2011
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