martes, 4 de mayo de 2010

Monstruos de ayer y de hoy

Hasta llegar al siglo XX los monstruos de nuestros terrores eran ogros, vampiros, brujas, fantasmas... Los monstruos tenían un aspecto horrible, hacían muecas grotescas, arrastraban cadenas y decían: "¡uuuhhhhhh...!" El miedo nos lo provocaban seres malignos de aspecto espantoso, generalmente procedentes de ultratumba o de lugares remotos de nuestro in explorado planeta.
Las primeras películas de Hollywood asustaban a los espectadores con La Momia, Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo o los numerosos alíenígenas que aterrizaban en el planeta Tierra para hacernos la vida imposible.
Sin embargo las cosas empezaron a cambiar por obra y gracia del talento de dos grandes creadores. Alfred Hitchcock nos pone los pelos de punta con una escena escalofriante que sucede en una ducha. Vemos la mano, el cuchillo del agresor que parece que nos ataca a nosotros. Sentimos el miedo que siente la chica que se estaba duchando. La ducha está perfectamente iluminada. No es un cuarto oscuro, el "coco" no ha salido de debajo de la cama. Pero hay otra sorpresa: el monstruo no tiene un sólo ojo, una cabeza grande con cuernos y piel de lagarto. No, nada de eso, es un chico normal y corriente, incluso de aspecto inofensivo, un enfermo mental. Y el "mago del suspense" también consigue que nos caguemos de miedo con unos simples pajaritos. "Los pájaros" de Hitchcock no son aves gigantescas o dragones voladores. No, son pájaros normalitos, de ese tipo de pajarillos inofensivos que vemos todos los días en los parques o surcando los cielos en sus vuelos de emigración.
Otro genio, Truman Capote, nos demuestra que la más espantosa cacería de seres humanos inocentes la pueden protagonizar unos chicos vulgares de la calle. Y es un hecho real lo que nos cuenta. Dos chorizos de poca monta cometen una masacre, matan a un matrimonio y a sus dos hijos, y Capote lo refleja en una novela genial, "A sangre fría", después de reunirse varias veces con los asesinos en la prisión en donde aguardan el día de su ahorcamiento.
No eran los primeros asesinos atroces en la historia de USA, pero el magistral Capote logró una narración tan sublime que convenció al público de que los más sanguinarios monstruos podían ser chicos de apariencia normal, cosa que agradecerían infinitamente las empresas de seguridad, puertas blindadas, etc.
En mi opinión, tanto Hitchcock como Capote, cambian el concepto de terror existente hasta entonces y ofrecen otra dimensión de los monstruos. Gente así ya existía, por supuesto, pero ellos los agregan a la mitología de los libros, comics y películas. Y a partir de ahí - miles de veces copiados por otros novelistas y cineastas - el terror se convierte en otra cosa y los monstruos aterradores de nuestros antepasados pasan a ocupar un segundo plano, e incluso se hacen "entrañables" por la gracia de otro genio: Walt Disney.
Los monstruos de ayer ya no asustan ni a los niños, pero los monstruos de hoy hielan la sangre y suelen estar muy cerca de nosotros. Ojo, amigos, los artífices del terror moderno son maridos, vecinos, curas, ayatolás, militares, políticos, funcionarios o dulces abuelitas. Usted puede ser un monstruo terrorífico si mañana coge su escopeta y se lia a tiros en el patio de un colegio. También puede probar con un hacha si no se le dan bien las armas de fuego.
Hitchcock y Capote hubiesen firmado sendas obras inspiradas en Alcasser o Puerto Hurraco, en Charles Manson o en El Rafita.

10 comentarios:

la que clama en el desierto dijo...

aquello de "librame de las aguas mansas que de las fieras ya me libraré yo" encierran gran sabiduria. Si señor. Lo vemos a diario. Monstruos con cara de buenazos y buenazas, con un rostro aparentemente anodino, vulgar, de ciudadano/a medio/a. Gente con la que te cruzas y te dicen un buenos días quedo y tímido. Hay muchos monstruos habitando tras las puertas de nuestros vecinos, monstruos en nuestras casas y en nuestra mente. Monstruos en nuestro interior. Cualquiero podemos llegar a ser un monstruo si se nos cruza un cable en un momento dado. La verdad es que hay que tener pánico de esa gente que parece no haber roto un plato en su vida. Yo, por ejemplo, le tengo pánico a la sonrisa de Camps y al bigote de Aznar. Hay algo maligno en enseñar tanto los dientes, como la Pantoja¡¡. La gente que enseña los dientes tanto cuando se ríe no es de fiar... bueno, no me hasgas caso que hoy tengo un día raro. Besos¡¡¡

Anónimo dijo...

Po zi ami el orror me lo da el bacio cosmico himenso profundo del ke puede salir cualquier ente.
Bacio cosmico la caveza de Zp por ejemplo.
Federica

Obdulio de Oklahoma dijo...

Lo de Camps más que sonrisa es una mueca extraña. Los sicólogos contratados por un periódico afirmaron que está muy tenso y su sonrisa es "de circunstancias", como una coraza invisible para no traslucir la mala hostia que lleva encima.
¡Buenas tardes borrascosas, señora que clama en el desierto!
¡Besos!

Obdulio de Oklahoma dijo...

¡o qe orro ma gande!... ¡toi ororrizao der to!... ¡¿ta coza le zucede a pZ?!... ¡vigencita der chuminiyo allegre, intecede po pZ ande deu nostro zeño! ame jezu
odunlio picha cozmica

Jesús dijo...

Es lo que se llama la banalidad del mal, presente en las mas cotidianas de las actividades y muchas veces sin ni siquiera pretenderlo. Pensemos en los accidentes de coches, sin ir mas lejos

calimeroesmalo dijo...

La verdad que llevo queirendo leerme " A Sangre fria " desde hace muuuucho tiempo.
Los monstruos de antes eran de juguete comparados con los de ahora.
Con decirle que los niños ya no llaman a sus padres para que miren si hay un monstruo bajo la cama.
Ahora preguntan si hay un cura en el armario....
( REPITAN CONMIGO: Juas juas juas juas¡¡).
¡ Un abrazo OBDULIO!

Obdulio de Oklahoma dijo...

Así es, Don Jesús.
Está saliendo el solillo en estos momentos, ocho y pico de la mañana, pero presagian un fin de semana lluvioso, veremos...
¡Abrazos!

Obdulio de Oklahoma dijo...

Pues léase usted A sangre fría, Don Calimero, le va a encantar. Yo la leí un par de veces hace varios años y, de pronto, me la encuentro en un tenderete de estos mercadillos benéficos por dos eurillos. La releí y me sigue gustando un montón.
Sí, pero curas monstruosos en la peor acepción del término. Hace falta que se vaya la Iglesia a la mierda, cosa improbable, o que venga un papa que haga limpieza total, cosa cada vez más necesaria.
¡Abrazos!

Piconera dijo...

Hola Obdulio

Hoy en dia como anda el panorama si le dices a un niño ¡¡ que viene el coco¡¡ te hace un corte de mangas, maxime cuando los monstruos del presente incluso llegan a ser idolos televisivos y caretos cotidianos.

Besos

Obdulio de Oklahoma dijo...

Así es, el "coco" ha perdido tirón. Lo curioso es que estos monstruos de antaño también parten de seres reales. Grandes narradores de cuentos se inspiran en delicuentes y crean monstruos de ficcíón. Todo el mundo sabe que "El Sacamantecas" existió, por poner un ejemplo, y ahora se ha descubierto que la mala malísima del cuento de Blancanieves no era su madrastra, sino su propia madre, y que los autores, los hermanos Grimm, decidieron convertirla en madrastra para restarle crueldad a la historia.
¡Besos!