sábado, 9 de julio de 2011

De indeseable a indeseable

Los extremos se atraen y los hijos de puta también. De todos es conocida la veneración del hijo de puta de Gadafi hacia el hijo de puta de Franco.
Utilizo el término "hijo de puta" porque, hoy por hoy, es el más descalificatorio que existe. Que me perdonen las señoras prostitutas, pero no va con ellas.
Un hijo de puta llamado Humberto Leal violó y mató a golpes a una niña de 16 años. Ahora acaba de ser ejecutado en el estado de Texas. Existía un defecto legal: en su momento no se informó al susodicho a que tenía derecho a contactar con el consulado mexicano.
Visto lo visto, el presidente Obama movilizó a su bufete de abogados para que parasen la ejecución. Pero el gobernador Rick Perry (aquí tenemos al segundo hijo de puta) no detuvo el asesinato legal, como el de tantos otros ejecutados en la historia, incluídos enfermos mentales e inocentes.
El hijo de puta de Perry se puso a la altura moral del ejecutado cuando este cometió su asesinato, osea, al mismo nivel de la mierda, de la escoria humana, de los inquisidores españoles o del hijo de puta de Franco y sus sicarios uniformados, incluída la Iglesia Católica.
El afán de linchar, el "ojo por ojo y diente por diente", el "yo lo arreglo todo matando", sigue presente en un elevadísimo número de personas en el mundo entero; y en Estados Unidos, el país del racismo por antonomasia, las autoridades ganan electorado asesinando a negros y a tarados.
Sé que muchísimos ciudadanos de a pie están de acuerdo con las víboras como Rick Perry, aunque esté más que demostrado que la pena de muerte no sirve para nada. La cosa es asesinar, demostrar lo crueles que somos y las atrocidades que podemos llegar a cometer.

3 comentarios:

Obdulio de Oklahoma dijo...

Abajo le he dejado un comentario sobre el caso "contraste de colores"
Que pasen un buen fin de semana todos los redactores, incluídos los/las más sensibles.

Salustiana Robledo dijo...

Amigo mío, por mucho que digan que nuestra sociedad ha evolucionado, no dejamos de constatar cada día que no dejamos de ser una panda de animales. No estoy a favor de la pena de muerte. Estoy totalmente de acuerdo contigo. El hijo de puta que violó a esa niña se merecía un castigo al mismo nivel pero es imposible encontrar un castigo de semejante calibre. El que algunos crean que tienen derecho a decidir sobre la vida de los demás y su muerte, amparándose en la legislación, no dejan de ser unos animales iguales o peores que ese violador. Desgraciadamente, por mucho que avancemos tecnológicamente, por mucho que seamos capaces de comunicarnos en tiempo real a través de una red social, no dejamos de ser una especie cruel y sanguinaria. Me alegra constatar que algunos nos salvamos. Besos porcinos de mis chanchos cochinos.

Obdulio de Oklahoma dijo...

He escrito posts parecidos en otras ocasiones, Doña Salus, pero cada vez que leo alguna noticia similar se me calienta la sangre y siento ganas de comunicar mi rabia. Esto sí es un atropello contra la Humanidad y no otros casos menos sangrantes de los que tenemos referencias diariamente.
Gracias por estar aquí otra vez!
Besos porcinísimos a sus superchanchetes!