sábado, 27 de agosto de 2011

Desvaríos

Podía decirse de él que era todo un valiente y uno de los mejores en su oficio. A lo largo de su carrera se había enfrentado a los más peligrosos perros y a muchos de ellos les había cortado las dos orejas y el rabo. Pero en el fondo era un sentimental, un buen padre de familia y un amante de los animales. Le encantaba jugar con su toro y sacarlo de paseo al parque.

Se había acostado desnudo, boca abajo, intentando atrapar el sueño que bien merecido se tenía. Ya eran muchas las jornadas de rabia e incertidumbre que llevaba padeciendo. De pronto sintió un cuerpo sobre el suyo, otro cuerpo desnudo, el de un hombre!... Quiso quitárselo de encima pero le faltaron las fuerzas, no podía moverse!... Sintió el falo de su enemigo abriéndose paso en su ano, le estaba sodomizando!... Aulló de dolor!... Oyó la risa cruel de su violador..., era Sarcozy!... Y entonces Gadafi se despertó. Acababa de tener la peor pesadilla de su vida.

Todos los animales interrumpieron sus actividades en protesta por las actitudes irracionales de los hombres. Estaban hartos de ser cazados y maltratados. Las hormigas también se solidarizaron e hicieron huelga a la japonesa.

La tortuga se hartó de esperar. Dio media vuelta y se alejó malhumorada. El baboso del caracol siempre llegaba tarde a las citas.

2 comentarios:

Jesús dijo...

Eres un máquina de la escritura.
Hay aquí una polemica taurina entre un tal Sostres y la Rahola.
Afirma Sostres que si se prohiben los toros, el animal de lidia desapareceria. Respuesta de la Rahola, pues que desaparezca.
Esta tía quiere cargarse toda la especie, un genocidio animal.

Obdulio de Oklahoma dijo...

No, ese es un planteamiento maniqueo, no tiene porque necesariamente desaparecer. Ni el uno ni la otra han estado acertados.
Saludos!+