viernes, 26 de agosto de 2011

El fantasma de la playa

España 1.990

Doña Claudia se llevó un susto tremendo cuando le vio paseando por la orilla de la playa. Era un hermoso anochecer de Agosto, el sol estaba a punto de perderse en el horizonte marino y apenas quedaban ya bañistas en el kilómetro largo de arena bañada por el mar.
Era él, Don Salomón!... Hacía 17 años que Don Salomón Cañete, cirujano cardiovascular del Hospital Reina Sofía de Murcia, había fallecido de un infarto fulminante en aquella misma playa. Don Salomón era muy conocido y querido por lugareños y veraneantes. Y ahora se aparecía a los ojos de Doña Claudia como si tal cosa. "Un espíritu!, un espíritu!...", gritó horrorizada la señora mientras corría en dirección al paseo de la playa, buscando la protección de los escasos paseantes que aún disfrutaban de su obligado paseo vespertino tardío.
La "chochura" de Doña Claudia fue muy comentada en el pueblo. "Mi abuelilla, la pobre, está un poco "pallá", les decía a sus amigas la jovencita Charito, irrespetuosa nieta de la septuagenaria visionaria.
Y ahí hubiesen quedado las cosas de no ser que otras muchas personas también fueron testigos de la presencia del fantasma. "Era él!, él mismo!...", no dejaba de repetir a todo el que quisiera escucharle, Manolín, el camarero del chiringuito playero "Cervecería y sandwiches Neptuno"
La vida en Santa Marina del Mar se había convulsionado en pocos días. La poblacióm, integrada por unos 100 vecinos y otros tantos veraneantes, estaba dividida entre los creyentes en el fenómeno y los que se declaraban escépticos absolutos y enemigos de las paparruchas. Estos últimos se mofaban de los primeros, como suele suceder en tales situaciones.
Pero el asunto adquirió un cariz más serio cuando Don Martín Valdemínguez, profesor de instituto en Murcia e historiador local, también afirmó haber visto al fantasma de Don Salomón... e incluso que le saludó y aquel le devolvió el saludo con mucha afabilidad!... Don Martín era muy respetado por su seriedad y sabiduría, y eso hizo que aumentase exageradamente el número de crédulos.
Y la situación llegó a tal extremo que la emisora de radio local "Onda Marina del Mar" organizó una "Alerta Salomón" para que todos pudiesen ver al espíritu playero. Pero esa noche no apareció, ni a la siguiente, ni la otra... Ya nunca le volvieron a ver. Había regresado al Más Allá?... Había dejado, por fin, de ser un alma errante playera?...
A pesar de todo, el pueblo no le olvidó. En la nueva urbanización que creció junto a la playa, una calle fue bautizada como "Calle del fantasma de la playa", y en las tiendas de souvenirs se vendían figuritas a las que llamaron "fantasmitas" o "salomones" Y todavía hay muchas personas que en los anocheceres veraniegos acuden a la playa con la ilusión de ver el prodigio, como otros acuden al Lago Ness o al prado del Escorial.


México 2.011

En la emisora local de TV "La Voz de Chingayuca" están entrevistando al prócer local Don Santos Campanario. El señor Campanario es un boyante empresario de la industria del calzado y activo mecenas del deporte local, tanto que el equipo de fútbol "Chingayuca Fútbol Club" le ha nombrado recientemente presidente honorífico.
El entrevistador le hace la última pregunta
- Alguna anécdota divertida para terminar, Don Santos?
- Eh... Pues sí, le voy a contar a usted una anécdota pero no de Chingayuca, sino de España. Sucedió durante unas vacaciones veraniegas que pasé en un hotelito próximo a la costa de Murcia, sureste español. Distaban treinta kilómetros del hotel a la costa y adquirí la costumbre de acercarme todos los anocheces a la playa más próxima en un cochecito de alquiler, a dar un paseo por su orilla, mojándome los pies, que ya sabe usted lo beneficioso que es eso para la salud.
Y resulta que cierta mañanita, estando en la cafetería de mi hotel leyendo un periódico local, me encuentro con la siguiente noticia: "Cada vez son más las personas que afirman haber visto al fantasma de Don Salomón Cañete" Sin duda una de las muchas noticias tontas de las que se sirve cierta prensa para impresionar a la gente simplona. Pero he aquí mi asombro cuando descubro que la persona que aparece en las fotografías del reportaje... soy yo mismo! Bueno, no exactamente, son imágenes de archivo del susodicho Salomón Cañete, pero que guardan un parecido enorme conmigo. Incluso el bermudas de flores era igualito!...
- Y usted iría a hablar con esa gente para sacarles de su error...
- Pues no. Esa fue mi primera intención pero luego la rechacé. Aquella gente se sentía muy feliz con su "misterio". El casino había programado una serie de charlas de conocidos videntes para atraer más turismo. Por fin aquel pueblo tenía vida propia, se hablaba de algo, la gente se mostraba muy animada... Comprendí que no tenía ningún derecho a hacerles perder aquella ilusión. Si algo nos mantiene vivos a los humanos es la esperanza de un Más Allá, eso y el dinero. Paradógicamente la "ultraespiritualidad" y lo crematístico viven en armonía en el ego humano. Dos días después hice la maleta y regresé a México.
- Pues muchísimas gracias por concedernos esta entrevista con imprevisto final "paranormal" Muy agradecidos, "Don Salomón", je, je!
- Gracias a ustedes.

(Para el "Concurso de relatos veraniegos" de El Periódico del Prat)

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