sábado, 3 de septiembre de 2011

Soy un asesino

Sí, existe el crimen perfecto. La gente ingenua cree que no, se piensan que los malos siempre acaban en la trena, como en las películas. Nada de eso, las películas son muy falsas, hay miles de crímenes sin resolver y miles de criminales que siguen tan campantes por ahí, felices y contentos porque la poli no les echa el guante, y sin ningún remordimiento de conciencia dada su cualidad de sicópatas natos.
Les voy a confesar un secreto muy importante: Yo soy un asesino especializado en crímenes perfectos en serie. La policía no me va a pillar jamás porque sé montármelo muy bien. Llevo una media de un asesinato por año desde hace veinticinco años. No me importa que ustedes no se lo crean, en ello reside mi grandeza e impunidad.

4 comentarios:

Jesús dijo...

Hola, estas todavía ahí...o ha pasado Scotland Yard a recogerte, jejeje

Obdulio de Oklahoma dijo...

Me imagino que en Scotland Yard habrá polis con un excelente sentido del humor, del cual también gozaba el ínclito Sherlock Holmes.
Todavía no se ha ido de viaje, Don Jesús?
Abrazos!

salustiana dijo...

Brillante¡¡ Si señor. Ahñi reside la impunidad. Siempre me ha sorprendido la imagen de algunos asesinos en serie o no tan en serie. Los comentarios de los vecinos: pues parecía una buena persona. No daba problemas. Era un señor muy educado.

Generalmente pasan desapercibidos porque son personas normales (aparentemente). Eso me da por pensar. A lo mejor la mayoría de esos vecinos tan normales que tenemos y que nos dan los buenos días en el portal son asesinos a los que nadie ha descubierto aún.

Después de todo, no creo que sea tan difícil matar a alguien. Con la de hijos de puta que hay por el mundo no sería de extrañar. Por cierto, si le pillan mandeme un mensaje y me presento con una lima¡¡¡ Besos

Obdulio de Oklahoma dijo...

Usted lo ha dicho (y mil gracias por estar aquí!) los sicópatas son "personas normales" Hace cosa de un par de años leí un libro interesantísimo de una escritora que se había entrevistado con torturadores de la guerra de los Balcanes. Venía a decir que eran las personas de las que nadie podría imaginarse que fuesen capaces de hacer daño a un semejante.
Besos, Doña Salus!
Siempre Doña Salus, ra, ra, ra!