domingo, 24 de enero de 2010

¿Existe?, ¿existo?...

Chiste de El Roto en El País de ayer sábado. Del busto de un anciano surge la siguiente frase: "A partir de cierta edad ya sólo es posible creer en lo que no existe"
La frasecilla, de aparente simplicidad, va envuelta en sabiduría y sacasmo, y se puede interpretar de varias maneras. Quizá la más fácil de entender sea que el personaje se aferra a un clavo ardiendo por miedo a "condenarse", para no cagarse por la pierna mientras se muere, pensando que al "otro lado" le esperan el "juicio final" y el "fuego eterno"
Recuerdo aquella cancioncilla que le escuchaba a mi abuelo: "Un viejo y una vieja dormían juntos porque tenían miedo a los difuntos"
¿Tanto asusta la muerte como para rendirnos a dogmas y supersticiones a los que no damos la mínima credibilidad?... Yo no debo ser lo suficientemente viejo, o quizá soy lo suficientemente inconsciente, pero a medida que pasan los años más descreído me vuelvo. Pienso que la religión es la ciencia ficción de nuestros más remotos antepasados. Algunas religiones, más serias que otras, tuvieron en sus orígenes una utilidad práctica: orientaban a la población, ignorante sobre determinadas conductas sociales; organizaban a la chusma y la hacían entender la importancia del respeto a los semejantes, la higiene, la sanidad... Todo esto se les ofrecía en forma de "libros sagrados" en los que se narraban historias fabulosas, pura ficción, para "entretener educando"
Y esa ciencia se ha convertido con el tiempo en dogma, en liturgia, en férreas imposiciones y atroces castigos, aquí en la Tierra o en los Infiernos, y en la promesa de un Paraíso exclusivo para los "corderos mansos" Las religiones se han convertido en un medio para manipular a las masas chantajeándoles con una "vida eterna" en la que es imposible que crean ellos mismos, los propios manipuladores.
Gentes como Munilla, Rouco Varela, Cañizares, Benedicto XVI y restos del alto clero, así como los curas ultramontanos, ya no piensan por sí mismos como sus antepasados, ni "pastorean al rebaño" para su bien. Se apoyan en el dogma y esto les ofusca y embrutece hasta el punto de decir barbaridades muy gordas y mostrarse intolerantes con el resto de los mortales. (¡Eso es, mortales!... ¡Muerte, lo único demostrable!)
Confieso que hay un Dios en mi cerebro, el Dios que yo pienso pero en el que también dudo. Siempre dudaré porque yo lo he imaginado y la Ciencia no me demuestra que con mi mente lo haga auténtico y Él pueda ofrecerme una inmortalidad con un estilo de vida mejor que este.
Mi Dios, desde luego, es ultraterreno, no tiene nada que ver con los dioses manipuladores al uso, no ordena masacrar a los filisteos ni resta importancia al hecho de que los niños sufran y la guerras jamás se acaben.
A veces pienso que mi Dios es todo oídos y otras veces supongo que no está enterado ni de que existo. Todo esto me lleva a otra de las posibles interpretaciones de la frase de El Roto: "A partir de cierta edad ya sólo es posible creer en lo que no existe" (¿Creerá mi Dios que yo existo?)

Como es de rigor, en el post de abajo he contestado a los comentarios de mis amigos.
¡Abrazos muy efusivos!

8 comentarios:

Obdulio de Oklahoma dijo...

¡Tiene razón, Doña Anita, están muy buenas las de cuarenta!... Y además nos ilustra su post con una hermosísima y lozanísima mujer de las que hacen feliz al más pintado!
¡Besos de anochecer dominical desde el sureste de la península ibérica!

calimeroesmalo dijo...

SE ha olvidado de comentar que aparte la Religión es un negocio muy lucrativo para muchos.
El cepillo de la Iglesia se destina a algo más que a obras de buena voluntad ( si a buena voluntad tenemos el que monseñor viva a cuerpus in glorian-taninajus que me traigo).
Lo peor de esto es que en cuanto vés que eres capaz de atraer a la gente como a las ovejas ( motivo por el cual llaman pastor al pater del altar) uno se crece y acaba haciendo como en el juego " SIMON DICE " con los fieles.
Aparte que el miedo a la muerte es amen, muy rentable y lucrativo para esta gente.
¡ Un abrazo Don Obdulio, me pilla atareado!
Entrare en cuanto pueda para ser más conciso ( estos dias no estoy a concentrarme xico)

Obdulio de Oklahoma dijo...

¡Buenos días de lunes, Don Calimero!
Lo de que es un negocio muy lucrativo lo doy por sabido. Ejemplo: Están en contra del divorcio pero se sacan un pastón con las separaciones de los ricos.
Disculpas, le dije que ayer me iba a pasar por su blog pero al final se me acumuló el trabajo internáutico y no cumplí con usted. Voy ahora para allá.
¡Que salga todo muy bien en su operación!
¡Abrazos!

Obdulio de Oklahoma dijo...

Queridísima Anita, discúlpame que te haga una observación con todo mi buen rollo. Has tenido un lapsus en lo referente a transcribir el texto de Alfonso en tu blog. Lo normal es citar la procedencia de un escrito.Por lo menos deberías haberle citado a él, al autor. El hecho de que no cites que está extraído de mi blog, ya no me preocupa tanto.
¡Besos despistadillos!

NEKA dijo...

Pues lo siento se me fué la pinza porque siempre lo hago si pongo una entrada así, y enlazo donde lo cojo.
Mil perdones a ti y a Alfonso.
No me lo tomeís en cuenta,que ahora me he quedado plof con el lapsus.
Llevo una semana de las jodidas,tengo lapsus en todos lados lo peor dentro de mi casa grrrrrrr.
Besos arrepentidos

NEKA dijo...

Precisamente con la muerte y el miedo a ir a los infiernos se ha encargado la iglesia desde siempre de meterlo en las cabezas.
La religión y la muerte van unidas.
Por religión se mueren algunos,otros matan. Y si te mueres ateo te sale rabo y vas con tridente.
Todo va ligado.
Antes se tenía terror a morir si confesarse,y así se sentia hasta el mas canalla feliz. Miedo a morir sin estar en paz con el espiritu y se perdonado.
No creo en el Dios malo castigador que han intentado inculcarme, y menos en la institución de la iglesia, que dista mucho de las escrituras de Cristo.
A ellos les viene bien el miedo.
Y eso no vale.
Besos especiales

Alfonso dijo...

Interesante reflexión, Don Obdulio.

Algunos chistes de El Roto son lo más parecido a la filosofía zen, versión carpetovetónico. Aunque, como él mismo opina, no hace chistes sino denuncia social. Y ciertamente El Roto es un agudo pensador que sabe poner en solfa las contradicciones de toda laya en las que estamos inmersos los mortales.

Los mortales, común concepto que nos une en el mismo destino, como usted bien opina Don Obdulio. La muerte, la bicha negra, la fatídica realidad de la que nadie quiere hablar, el tema tabú por excelencia, la medida que, a la postre, nos hace a todos iguales. Solo nos acordamos de la muerte en los entierros de parientes y amigos, y compruebas como la gente no llora en realidad por el difunto, llora por su propia muerte, hace cuentas de su propia fragilidad existencial y se pone inconscientemente en lugar del finado. Saben, sabemos, que sólo es una cuestión de fechas.

Yo creo que nos enfrentamos a la muerte del mismo modo en que nos enfrentamos a la vida. Quien vive sin miedos excesivos afronta la última hora sin grandes aspavientos emocionales. Más, al contrario, quien llena su espíritu de néuras doctrinales y otras zarandajas relativas a la dependencia conductista de cualquier sectarismo ideológico-religioso, en realidad lo que está expresando es un miedo visceral a la muerte y "sus consecuencias". han fabricado un dios a medida, a quien le ofrecen toda suerte de promesas piadosas de culto y adoración si, a cambio, les facilita la vida eterna.

Porque yo también tengo un dios en mi cabeza, Don Obdulio. Pero ese Dios no está revestido de ninguna de la "cualidades" humanas con que solemos definirlo. Dios, para serlo, no puede estar hecho a semejanza nuestra, y por lo tanto, no tiene las necesidades que son inherentes a nuestra humana condición. Pienso, que el gran drama de la concepción e interpretación de la dividad en todas las religiones es que hemos antropormofizado a Dios, y los llamados teólogos y expertos en la materia han tenido la osadía de ponerlos en la mesa de operaciones exegéticas, lo han diseccionado, han hecho sesudos estudios y declaraciones sobre cada uno de sus elementos "corporales" y "entrañas" y se los han presentado a sus adeptos perfectamente catalogado y etiquetado: ¡Señores, esto es Dios!, y todo lo que se aparte de esta unívoca exposición sea anatema.

Creo que la idea de la divinidad es uno de los más íntimos sentimientos del ser humano. Ni siquiera los ateos se libran de ello. Considero, incluso, que muchos llamados ateos son más "creyentes" que los que proclaman esa fe a voces y a base de fanfarrias y toda clase de parafaernalias externas. Porque el ateo no cree en dioses oficiales, pero nunca dejará de oir su corazón. En definitiva, yo no sé lo que es Dios, mi humana condición no me permite tener y comprender ideas absolutas en mi cabeza. Pero creo, que ese Dios no me exige nada más, no le hace falta ningún tipo de demostración de mi piedad y "cariño" hacia él. Del mismo modo que un padre respeta las decisiones de un hijo emancipado, así entiendo yo la relación con Dios. Vale, eres mi padre, pero ya soy mayorcito para valerme por mí mismo y ser el único resposnable de mis actos. Amén.

Saludos afectuosos a todos/as.

Obdulio de Oklahoma dijo...

Don Alfonso, buenas tardes, "mojadas" otra vez en Murcia. (¡Aquí no llovía hasta que llegué yo!)
"Todos tenemos un dios en la cabeza"... o una selección macional de fútbol ideal; todos somos pensadores o seleccionadores. Hago esta frivolidad para expresarme mejor: pensamos, utilizamos el cerebro los que no lo hemos abandonado a los corsés sectarios, y eso nos motiva dudas y teorías.
Si me lo permite, se acerca usted al pensamiento de Ortega cuando este habla de un Dios que no es de aquí, que no interfiere para nada en los acontecimientos del mundo. Los agnósticos, y yo me tengo por tal, creemos en Dios más que los creyentes, por la curiosa razón de que podemos entender mejor a los ateos que a los primeros.
De cualquier forma, vuelvo a mis razonamientos del post: "Pienso" en Dios pero tengo cadencia a irme hacia un ateismo más "razonable"
¡Abrazos!

Lo dice usted muy bien, Doña Anita, "religión y muerte siempre van unidas", pero porque la primera, basándose en un quimérico "Más Allá", se las ha apañado a través de los siglos para acojonar a la basca presentándonos a la muerte como a la enviada de un mundo tenebroso lleno de horrores.
No hay "escritos de Cristo", Anita. El llamado "Jesús de Nazaret", "El Mesías", el "Hijo de Dios"..., habló en la calle para las masas, al menos eso nos cuentan, e hipoteticamente sus palabras fueron utilizadas para redactar los evangelios, en lo cual hay mucha controversia porque la Iglesia ha quitado, ha añadido, ha cambiado y ha inventado a traves de todos estos siglos de "dominio espiritual"... y no tan espiritual.
¡Besos discrepantes!