domingo, 13 de septiembre de 2009

La actualidad con la M

Millán Astray tiene un monumento en La Coruña y los fachas se niegan a quitarlo. Fue un sujeto sanguinario, igual que Franco, lo mismito que Charles Manson, un loco que presumía de estar mutiladísimo y que rebuznó en una conferencia de Unamuno los siguientes rebuznos: "¡Muera la inteligencia!, ¡Viva la Muerte!" Es la manera que tienen los "centroderechistas" de cumplir con la Ley de Memoria Histórica. Miles de anónimos en Internet estarán de acuerdo en que se mantenga en su sitio la estatua de este hijo de puta mutiladísimo.

Makelle. El célebre actor Ian Mckelle ha ganado el premio Donostia por su prestigiosa carrera. Hace tiempo reconoció su homosexualidad y es infatigable en la lucha que mantiene por la defensa de los derechos de los homosexuales. Nada que ver con papas, obispos, "viriles" generales, políticos de "centroderecha" y otras gentes honestas y piadosas. Las debilidades son cosas de titiriteros.

Mileuristas. Seis de cada diez trabajadores españoles "somos" mileuristas. Verán que pronto los perspicaces anónimos de Internet utilizan la nueva palabrita para insultar: "¡Intelectual!, ¡abuelete!, ¡mileurista!..." Y es que todos no somos borricos gloriosos como Millán Astray o banqueros opulentos como Botín. Y los papás de los anónimos seguro que ganan más de mil euros al mes, aparte los regalos de sus amiguitos del alma. Y algunas de sus madres quizá trabajen en una zona de Barcelona que... ¡Mecachis, no me acuerdo ahora en que parte de Barcelona trabajan!

Matar. Durante los últimos meses ha descendido el número de delitos en España. Posiblemente a algunos delincuentes les ha dado por irse a Francia a la vendimia; otros puede que hayan ingresado en un seminario para salvar sus almas; pero la mayoría estarán disfrutando de unas merecidas vacaciones en la cárcel. Volverán, eso sí, porque la delincuencia es muy atractiva. Y lo que no ha parado es la violencia de género; matar mujeres sigue siendo la "solución final" en muchos matrimonios, y no es que sea una solución elegida por la mujer, eso es lo peor. Triste es que no se escuchen condenas fuertes de la Iglesia, quizá porque se cumple el rito sagrado y eso les basta: ¡Hasta que la muerte os separe"

Muerte. Tampoco condenan la explotación de la mujer. Sus piadosos periódicos aparecen colmados de anuncios de puterío. ¡Ingresan un mogollón de dinero por anunciar los negocios de los esclavistas!... Eso sí, también hay páginas llenas de esquelas honrando la memoria de los "fieles difuntos"

11 comentarios:

El gramático pardo dijo...

Don Obdulio: hoy ha estado fino en el post.
Por cierto, sigue invitado a mi blog.

Obdulio de Oklahoma dijo...

Y yo le agradezco su invitación, pero sigo viendo mucha mala milk por ahí. El hecho de que yo reapareciese en su blog implicaría crearle más problemas, iba a estar usted todo el día suprimiendo comentarios; los "antitodo" están al acecho.
Váyase un par de blogs más atrás y lea esta perla:
Dice uno: ¿Obdulio, dónde estás?
Y otro le responde: Intentando follarse a la madre del gramático.
Como usted comprenderá, prefiero vivir alejado de esta escoria social.
Le respeto lo suficiente, señor Gramático, como para no causarle más problemas.
Le seguiré leyendo.
¡Un fuerte abrazo!

calimeroesmalo dijo...

Obdulio disculpame la corrección , pero es Ian McKellen con N al final ( es que soy fan de este actor, me parece muy bueno).
Una vez más disculpa la corrección y un saludete.

Jesús dijo...

Pues es mejor no sacar la estatua esa, que se recuerde quienes semos, no vale esconder la mierda debajo de la alfombra como si no hubiera pasado nada.
A McKellen no le conocía uno de tantos heroes anónimos.
Y si las carceles están a tope y nunca hubo tanto puterío como ahora, parece que en general la sociedad ha fracasado.

Alfonso dijo...

Mi estimado amigo Don Obdulio: Permítame una pequeñísima corrección sobre los acontecimientos desarrollados en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, con motivo de la celebración del "Día de la Raza" del 12 de octubre de 1.936, por la caverna nacional allí reunida.

Unamuno no daba ninguna conferencia, sólo replicó, con una valentía absoluta, el discurso del mutiladísimo Millán Astray, de infausta memoria.

Tuve la suerte de conocer (lo tuve como tutor en mis tiempos de estudiante salmantino) a Don Miguel, venerable y bondadoso sacerdote, testigo de excepción de aquellos acontecimientos pues se encontraba presente en el paraninfo cuando éstos sucedieron. Estoy hablando del año 1.972, cuando en una extensa charla de mesa-camilla, este hombre me contó todo lo que su memoria daba de sí, que era mucho. Entre mis notas y lo averiguado después, he aquí la síntesis de aquel suceso:

"En esa fecha, 12 de octubre de 1.936, día de la Fiesta de la Raza, se celebró una gran ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. En la mesa de representación estaba presente el obispo de Salamanca, el gobernador civil y asistía la señora de Franco en ausencia de su marido. Y también el general Millán Astray. En la presidencia estaba Unamuno, rector de la Universidad. Después de las formalidades iniciales, Millán Astray inició un discurso atacando violentamente a Cataluña y a las provincias vascas, describiéndolas como "cánceres en el cuerpo de la nación". Siguió diciendo que "el fascismo, que es el sanador de España, sabrá como exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos". Desde el fondo del paraninfo, una voz gritó el lema de Millán Astray: "Viva la muerte". Millán Astray dio a continuación los habituales gritos excitadores del pueblo: "¡España!", gritó. Automáticamente, cierto número de personas contestaron: "Una". "¡España!", volvió a gritar Millán Astray. "¡Grande!", replicó su auditorio, todavía algo remiso. Y al grito final de "¡España!" de Millán Astray, contestaron sus seguidores "¡Libre!". Algunos falangistas, con sus camisas azules, alzaron el brazo con el saludo fascista dirigiéndose al inevitable retrato sepia de Franco que colgaba de la pared sobre la silla presidencial.

Todos los ojos estaban fijos en Unamuno, que se levantó lentamente y dijo: "Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso –por llamarlo de algún modo– del general Millán Astray que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo –y aquí Unamuno señaló al tembloroso prelado que se encontraba a su lado– lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona". Se detuvo. En la sala se había extendido un temeroso silencio. Jamás se había pronunciado discurso similar en la España nacionalista. ¿Qué iría a decir a continuación el rector?

Alfonso dijo...

(sigue) "Pero ahora –continuó Unanumo– acabo de oír el necrófilo e insensato grito, "Viva la muerte". Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de las masas. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo como se multiplican los mutilados a su alrededor." En este momento, Millán Astray no se pudo contener por más tiempo, y gritó: "¡Abajo la inteligencia!... ¡Viva la muerte!", clamoreado por los falangistas. Pero Unamuno continuó: "Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta para ello. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: Razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho." Siguió una larga pausa. Más de un falangista, que actuaban de escoltas armados allí presentes hicieron movimientos con sus armas amartillándolas, esperando un gesto del colérico general para disparar sobre Don Miguel. El valiente gesto del catedrático de derecho canónico que se situó a un lado de Unamuno, cogiéndolo por el brazo y la señora de Franco que se situó al otro, evitaron lo que presumiblemente podría haber acontecido.

Y esta fue la última clase de Unamuno. Le fue retirada su credencial como concejal del municipio, destituido como rector y, en adelante, Unamuno permaneció arrestado en su domicilio. Sin duda hubiera sido encarcelado, si los nacionalistas no hubieran temido las consecuencias de tal hecho. Unamuno moría en su casa, sentado en la mesita del comedor con el corazón roto de pena el último día de 1.936."

Obdulio de Oklahoma dijo...

Su narración de aquellos hechos, Don Alfonso, es exquisita, con todo el lujo de los detalles y la visión de alguien, usted, que conoció al propio Unamuno y que demuestra en todos sus escritos una gran humanidad y conocimiento de la Historia.
Me ha refrescado la memoria porque en las últimas biografías que he leído, "La señora del Pardo"
y "Autobiografía del general Franco" (esta última de Vázquez Montalbán, la primera no recuerdo ahora de quién)también se pormenoriza sobre el acontecimiento, e incluso hay fotografías de Unamuno abandonando el recinto entre manos alzadas de individuos malencarados.
Yo, en este post, me he limitado a contar lo esencial, la "burrada", las famosas exclamaciones.
Una vez más, muchísimas gracias por poder contar con usted en mi blog.
¡Un fuerte abrazo!

Alfonso dijo...

Ay, Don Obdulio, que confunde usted a Don Miguel, el párroco de Alba de Tormes en aquellas fechas de los primeros setenta que ejercía de tutor de estudios, con Don Miguel de Unamuno.

Es imposible que yo pudiera conocer a Unamuno en persona porque en el año 36 aun no había nacido. Me estaba refiriendo que quien sí lo conoció fue este sacerdote, que tendría entonces, en 1936, unos 45 años. Don Miguel, mi tutor, estaría ya por los 82 años cuando ejercía de responsable del grupo de estudiantes que vivíamos en Alba de Tormes y nos desplazábamos cada día a estudiar a Salamanca.

Eso le pasa por leer un poco a vuelapluma. Ya sé que soy un peñazo, pero sólo por lógica era imposible que yo pudiera estar en el paraninfo en aquella fecha cuando han pasado ya 73 años.

Creo que su "muerte" no le ha sentado bien... :-)) ...

Obdulio de Oklahoma dijo...

Tiene usted toda la razón del mundo, en cuanto a la imposibilidad de un "viaje en el tiempo" para entrevistarse con Unamuno y en lo referente a que le leí con una cierta precipitación porque se me hacia tarde, y a a mí lo que me gusta es saborear sus escritos. ¡Mea culpa!, ¡mea culpa!, ¡mea culpa!
¡Abrazos!
(¡Hombre, no fue mi muerte sino la de mi personaje, aquí en que yerra es usted, ¡ja!, y ninguno de los nombres de los personajes que aparecen coinciden con mis compañeros auténticos del trabajo)

Alfonso dijo...

Don Obdulio, permítame una vez más que "corrija" o puntualice su aseveración. Dice usted que yerro al confundirlo con su personaje. Tiene razón y no la tiene. Me explico: Es cierto que se trata de un personaje inventado por usted. Como también es cierto que ese personaje habla en primera persona en boca (mejor dicho, en letra) de usted. Así que es como si fuera usted, aunque, evidentemente, es un personaje de ficción.

Dicha la tontería, no me queda mas que desearle buenas noches y que descanse bien.

Con afecto.

Obdulio de Oklahoma dijo...

Don Alfonso, doy por supuesto que usted daba por supuesto que no era yo el muerto. Lo de decirle que "yerra usted" no es más que otra cachondada.
¡Abrazos!