- En qué trabaja usted?
- Si me guarda el secreto se lo digo, soy político.
- Caray, tienen ustedes muy mala fama y corren el riesgo de ser agredidos.
- Tengo mis trucos, para salir a la calle me disfrazo de ciudadano compungido.
- Dirá usted indignado.
- No, compungido, lloroso..., así doy pena; digo a la gente que pesa sobre mi una hipoteca muy gorda y que mi mujer, que también es muy gorda, me ha abandonado la muy cretina, que se ha ido con un taxista del Prat.
- Pero su mujer, la de verdad, es gorda?
- Bueno, sólo propensa a ganar unos kilitos si se descuida. Es que le gusta mucho comer.
- Ya, ya, y vivir a todo lujo, no?
-Bueno, de vez en cuando un abrigo de visón, un ferrari, un collar de perlas...
- Madre mia, necesita usted corromperse mucho para llevar ese tren de vida.
- Pues ya me dirá. Resignación cristiana.
lunes, 20 de junio de 2011
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