sábado, 18 de junio de 2011

Hablar porque sí

- Ha visto usted por aquí mi desodorante?

- Lo ha perdido?

- No, me ha abandonado.

- Uf, eso sí que es una faena. Ya no hay desodorantes como los de antes, aquellos sí que eran fieles.

- Y que usted lo diga. Yo tuve uno que vivió veinte años, fidelísimo y muy inteligente, sólo le faltaba hablar. No vea usted como sentí su pérdida.

- Pero me está usted hablando de un desodorante o de un perro?

- Qué sé yo, la cosa es hablar de algo!

- Mire, en eso lleva razón, yo tuve un mayordomo que era de Lugo pero se crió en Palma de Mallorca.

- No se llamaría Serafín?

- No recuerdo el nombre, yo le llamaba mayordomo y él acudía, unas veces acudía con mis camisas planchadas y otras con una pelota o un palito que yo le arrojaba previamente. Era muy juguetón.

- Se le murió?

- Ya ni lo recuerdo, fue hace mucho tiempo.

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